El asma es una enfermedad caracterizada por dificultad para respirar, tos, sibilancias y dificultad para respirar. Hace que las vías respiratorias de los pulmones se vuelvan hipersensibles a través de un proceso inflamatorio. Se hinchan, contraen y obstruyen con moco espeso y pegajoso en respuesta a factores desencadenantes como el ejercicio, la exposición a alérgenos (polvo doméstico, pólenes, moho, perros, gatos y, a veces, alimentos), infecciones de las vías respiratorias superiores y cambios climáticos. Los síntomas del asma pueden ser continuos o intermitentes y, si son agudos, pueden ser fatales si no se tratan.

El tratamiento del asma comienza con una evaluación detallada del historial médico, examen físico, exposición a alérgenos, pruebas de función pulmonar y, si es necesario, radiografías o tomografías computarizadas para establecer el diagnóstico y la gravedad de su asma. Se prescriben inhaladores de rescate y de control apropiados si están indicados. Se recomienda la evaluación y el manejo de alergias si su asma es de naturaleza alérgica.

El manejo y control continuo del asma junto con el autocontrol temprano de las exacerbaciones bajo la supervisión de un especialista en asma es la mejor manera de mantener la enfermedad bajo control.